Al tiempo que llege la patrona,
La Puente comienza a brillar con su mejor traje de luces,
las calles alumbran con mayor gala que nunca
y los estrechos rincones de los cuarteles
ven llegar las comidas de navidad.
Pontanos y forasteros se acercan a nuestra tierra,
para poder contemplarla y contemplar
la translúcida falda de una colina empedrada
que llegando navidad todos quieren admirar.
Oh madre excelentísima,
todo un año esperándote,
para tan solo poder contemplarte durante unas horas
barriendo gozos entre tus fieles
e iluminando tus creaciones
en el barrio que te aguarda.
Son tantos los faldones que visten los balcones sus vecinos,
que de un tapiz queda formada
la eterna llegada de tu mirada.
Qué brillo queda en tu mirar,
que restan días a la tan esperada venida
del hijo de Dios.
No son mas que nueve días los que rezo tu llegas
y eterna espero que sea
la tan dicha procesión,
pues tu dejaste por nosotros,
lo que aun no sabemos igualar.
