El Domingo de Ramos en La Puente
tiene un significado especial, olores a comienzo, a tertulia, a palma y ramos
de romero, a cal y antifaz…huele a Semana Santa, añora los frailes y la Guía ya
derramó su dulzura para abrir las puertas de la Calzada y la Sagrada… El
Domingo de Ramos recoge la alegría y el Legado de los que vendrán, aquellos que
tomarán con fuerza nuestra tradición y seguirán la estrella de su ilusión.
Y en nuestro cuartel no podía ser
distinto, este año anunciaba grandes presagios, y para ello comenzábamos de
forma inédita con un almuerzo. Las invitadas de este día, casi todas ellas
venideras por primera vez a un cuartel, y el deseo centelleante en su primer
brindis.
Fue de mano de nuestra presidenta
y nuestra vicepresidenta quienes dieron la bienvenida y la bendición a la mesa,
una mesa con las mejores viandas que se pudieron ofrecer para un día tan
señalado.
En tan sólo un suspiro los
primeros cánticos y explicaciones de parte de nuestras hermanas se dieron
comienzo, y la participación por parte de nuestras invitadas aunaban la
sensación del mayor homenaje para nuestras hermanas, “están como en su casa”.
El ronco tambor no dejaba de sonar, y las cuarteleras grupales amenizaban el
paso del tiempo, siempre corriendo, las horas parecían minutos y los minutos
segundos, esfumado, todo el tiempo esfumado…
La lectura del evangelio de dicho
día fue realizado por una de nuestras hermanitas, Teresa, miembro del grupo
joven de nuestra Hermandad, quien junto a Laura Bascón y Carmen Leal nos
acompañaban ese día.
Y poco después de dicha
intervención la presidenta se dirigía al atril para ofrecer unas bonitas
palabras a la persona que descolgaría la última pata de nuestra abuela.
Felicidades a nuestra hermana Alicia Cosano, quien este año ha tomado el cargo
de protocolo y ejercido en varios actos la presencia en nombre de la
presidenta. En estas líneas te damos la enhorabuena de parte de todas tus
hermanas, has realizado una labor impecable y el fruto de tu trabajo ha sido
reconocido.
Llegando la hora de finalizar
nuestro almuerzo nos dispusimos a nuestra placita del Dulce Nombre para tomar algunas
instantáneas, y plasmar aquel tumulto de hermanas disfrutando de este día.
A continuación debíamos ascender
hasta el paseo del Romeral para ver la procesión, no sin antes hacer un alto en
el cuartel hermano de Las Hijas de Salfad. Sin lugar a duda se desprendía entre
nuestros saludos la grata ilusión de volvernos a encontrar, el valor de la
amistad acometido en abrazos y sonrisas, es el valor de la Mananta y la unión
por nuestra fiesta.
Apresuradamente debíamos regresar
a proceder con la segunda parte del día, en esta ocasión un tapeo anterior a la
subida de los romanos. Con suerte nuestras hermanas de Madrid pudieron unirse
para disfrutar del comienzo de la Semana Santa.
Los estómagos estaban llenos pero
el gusto por querer continuar con la celebración reinaba en el ambiente. En
esta ocasión fue casi azarosa la disposición de nuestras invitadas entre
nuestras hermanas, y los cánticos ahora venían precedidos por la palabra de
nuestras invitadas, quienes querían compartir la experiencia vivida en nuestra
casa.
Por último, y de forma más
calmada de lo normal, echamos a rodar nuestra alpatana y tras la banda de los
ataos ascendimos a la cumbre del calvario para despedirnos en la última subida.
No podía terminar la noche sin
acompañar a Los Ataos con la marcha lenta en la calle Don Gonzalo, por lo que
la mayoría de las hermanas descendimos para finalizar la noche compartiendo el
sumiso compás de aquellos pasos, sedientos entre la bengala.