Y sin duda nuestro cuarto sábado de Romanos tenía un sabor agridulce, pues Diablo Mudo tiene un significado especial en nuestro cuartel. Diablo Mudo sabe a recuerdos, anhelos, memorias perdidas que se reencuentran, costal guardado pero no olvidado en los corazones... Pero este año hemos tenido la necesidad de preservar y extremar la precaución, por nosotras, por vosotras...
La noche comenzó con sorpresas, con hermanas apresuradas tras los ensayos bajo Nuestro Señor de Las Penas, con la prisa y el reloj siempre corriendo en nuestra contra.
Tomaba la palabra nuestra hermana Laura Bascón para dar la bienvenida, y nuestra hermana Cristina Reina para realizar la bendición de la mesa.
Comenzaban cánticos y enseñanzas para nuestras invitadas de la noche.
El reloj de arena pronto nos marcaba la hora de acudir a nuestra cita, y tomando unas botellas de vino que ofrecer a nuestros allegados, tomábamos rumbo a una nueva subida.
Un caluroso saludo a nuestras hermanas de Las Hijas de Salfad, y momento de compartir en la cumbre vivencias para recordar.
Al regreso, nuestra hermana Laura trasladaba las palabras de la presidenta para entregar la cuarta pata de nuestra abuela:
"Nos has hecho formar parte de tu vida y te doy las gracias por ello. Una preciosa mujer de palabras justas en los momentos precisos, que observa atenta el mundo que le rodea. Fuiste la última pata entregada antes de una larga tregua en nuestras vidas, por eso hoy Carmen Amador te entrego esta pata, esa que sí nos está dejando estar presentes. Por muchos años más de amistad y cuartel."
¡Felicidades hermana!
