Juan 13: 1-25. "¿Entendéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros.”
El Jueves Santo abre el llamado Triduo Pascual, este es, el periodo de tiempo en el que la liturgia cristiana y católica conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Se celebra la institución de la Eucaristía en la Última Cena, el Lavatorio de los pies y la Oración en el Huerto de Getsemaní.
El presagio de la tarde noche anterior auguraba un majestuoso y esperado Jueves Santo. Las hermanas apresuraban su llegada para disfrutar de cada segundo, y las invitadas asistían a conocer los rincones y entresijos de cada esquina de nuestro cuartel.
Un día más, pero éste no uno cualquiera, resonaban los cánticos en los cristales, los nudillos en la mesa y las tertulias compartidas.
Era un día muy esperado dado que era el momento oportuno, y desgraciadamente aplazado durante dos años, de conmemorar y agradecer el esfuerzo y trabajo durante 10 años de nuestras hermanas Isabel Delgado, Macarena García, Cristina Leyva, Alicia Cosano y May Espejo. Las hermanas fundadoras hicieron entrega del obsequio conmemorativo y recordaron los pasajes tan admirables que han compartido.
Tras su entrega llegaba otra de las ocasiones más esperadas en esta casa, el instante en que se hace entrega de la medalla de la hermandad a las nuevas generaciones, hijos e hijas de nuestras hermanas.
Fue la hermana Macarena García quien dedicó unas sentidas palabras e hizo entrega a la hermanita Isabel Avilés de la medalla de nuestra Cofradía.
Aprovechando la bonita coincidencia de estar casi todas las hermanas, se presentó la revista conmemorativa del acto que había sido realizado el tercer sábado de romanos, VI Exaltación Pontana de la Ausencia, y fue entregada como obsequio a todas las hermanas.
Por último, llegaba el momento de ataviar nuestro negro rebate, y fue aprovechando estos instantes previos en los que la hermana Cristina Martín hizo entrega de una fotografía muy simbólica sobre el Jueves Santo Noche, dedicando junto a ella unos afectuosos versos:
Cuando caiga la noche,
y estallen las azucenas,
será la de las Estaciones,
la del sentido y la pena,
la del cordón anudado,
y una canasta de coplas,
que en el pórtico nos espera.
Silencio mi hermana,
que es la bruma que hiela
el corazón de los pontanos
y el Nazareno que despierta.
